Con el acuerdo de gestionar el legado de Victorio Macho, la Fundación se hizo cargo del archivo personal del escultor, que había sufrido tantos avatares como el propio Museo.
Tras la realización de un inventario somero para conocer su alcance, se inició su catalogación e informatización.
El archivo consta fundamentalmente de correspondencia, además de fotografías y artículos publicados en revistas y periódicos, recopilados por el propio escultor. Se conservan también contratos, presupuestos, recibos de cobro, y toda la documentación de la construcción de Roca Tarpeya, su casa en Toledo, y su gestión durante los años vividos en ella.
Un total de 25 cajas archivadores, tres de ellas de fotografías, más de 8.000 documentos a disposición de cualquier usuario en las oficinas de Roca Tarpeya.
Gracias a ella, la obra y vida del escultor se conoce mejor y se puede dar respuesta adecuada a la creciente solicitud de información sobre Victorio Macho, ya que la reapertura del Museo supuso una reactivación del interés por el personaje y su producción artística.