Entre 1994 y 1996 se llevó a cabo la restauración de la pintura La Inmaculada Concepción, atribuida a Luis Tristán, discípulo de El Greco y figura fundamental en la evolución artística del manierismo al barroco en la España del siglo XVII.
El proyecto, dirigido por la Real Fundación de Toledo y el Instituto del Patrimonio Histórico Español (Ministerio de Cultura), fue necesario debido al deterioro de la obra, ubicada en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Santa Olalla, causado por el paso del tiempo y factores ambientales.
La pintura muestra a la Virgen María, de pie y orante, con la mirada hacia el cielo, coronada de estrellas y vestida en azul y granate. Está sobre una media luna y rodeada de nubes, ángeles y querubines, creando una atmósfera celestial. En la parte inferior, se representa un paisaje con símbolos marianos como la puerta, la escalera, el jardín, el lirio, las rosas, y otros elementos relacionados con las virtudes de la Virgen. Además, se incluye una serpiente, que representa la victoria de María sobre el pecado y su rol como nueva Eva.