Uno de los factores que genera mayor impacto negativo en la imagen de cualquier ciudad histórica es el cableado aéreo de abastecimiento de electricidad, telefonía y televisión, que afecta directamente al paisaje, a la calidad de vida de la población y al patrimonio cultural de la ciudad, así como a la actividad turística.
Una alternativa factible para evitar la contaminación visual que produce el cableado aéreo es sustituir éste por uno subterráneo. La Ley de Patrimonio Histórico de 1985 sentó las bases para que los operadores de servicios erradicaran el cableado de las zonas monumentales y centros históricos.
La Fundación, consciente del impacto negativo del cableado aéreo en la imagen de la ciudad y con el deseo de mejorar tanto las condiciones medioambientales como la calidad de vida de sus habitantes, aportando nuevas tecnologías para las comunicaciones audiovisuales, promovió la ejecución de un estudio de viabilidad para la eliminación de líneas aéreas eléctricas, de telefonía, telégrafos y antenas en el casco histórico de Toledo. Fue considerado el más innovador en su campo en España.
La falta de un modelo de ciudad concebido para el Toledo del siglo XXI, impidió desarrollar el proyecto de forma integral, según se concibió en el estudio, aunque sirvió como concienciación del impacto negativo y base para algunas medidas adoptadas por el Ayuntamiento en fechas posteriores.
1992-1994.